Los vinos de postre tienen un alto contenido de azúcar y alta graduación alcohólica y que suelen tomarse en muchas ocasiones después de las comidas.; sin embargo, también se incluyen los vinos de poca graduación a los que se les ha enriquecido en azúcares por diversos procedimientos, como la congelación de uvas en la cepa o las vendimias tardías.
Cuando hablamos de vinos de postre nos referimos a una clasificación abarcadora. A lo largo del mundo vitivinícola podemos encontrar variados estilos de vinos de postre, cada uno con su personalidad propia, pero todos dotados de igual forma por esa magia que los caracteriza. Sus estilos son muy variados y sus sabores pueden llegar a ser muy sutiles cuando son sometidos al envejecimiento.
El maridaje de los vinos dulces y semidulces es sencillo. Tan sólo, como ya lo mencionábamos, debes prestar atención a las características del alimento (su grado de dulzor, de acidez, de grasa, etc.) y lograr que estas características no opaquen el sabor del vino, específicamente su dulzor, ya que los sabores deben complementarse.
A continuación algunos ejemplos de maridaje: