Las 3 bodegas mas antiguas del mundo
Desde los ritos religiosos de la antigua civilización griega y romana hasta nuestras mesas, el vino está presente en la vida del hombre desde hace unos 8.000 años. Diversos descubrimientos arqueológicos han revelado la grata compañía del vino a lo largo de los milenios. Pero para que haya vino, son necesarias las bodegas.
La bodega más antigua de la que los arqueólogos tienen registro está en Armenia y data de al menos 6.000 años, descubierta en el interior de una enorme cueva.
Sin embargo, también hay bodegas más recientes con una historia muy antigua que dan testimonio del encanto y la importancia de la enología para el hombre.
1. Schloss Johannisberg, Alemania, año 817
Tenemos que dejar transcurrir muchos años. Concretamente hasta el año 817 de nuestra era para encontrar la primera bodega reconocida como tal. Y es que hablamos de la bodega “Schloss Johannisberg”, fundada en Geisenheim y que en sus orígenes fue un Monasterio Benedictino.
La “Abadía Johannisberg”, como era conocida se convirtió pronto en un importante punto vitivinícola, gracias a la labor de los monjes allí ubicados que cuidaban con esmero los viñedos anexos al monasterio y a la calidad de los vinos que elaboraban.
Sus vinos contienen la mayor herencia vitivinícola del mundo. Más de 1200 años elaborando vino.
Allí se plantó la primera finca Riesling de la que se tiene constancia y se elaboraron los afamados vinos alemanes de esa variedad, cosa que aún hoy día, 1200 años después se siguen haciendo.
En 1942 en plena segunda guerra mundial el lugar fue bombardeado y destruido. Pero gracias a los príncipes de Metternich, en el año 1965 el edificio fue restaurado tal y como estaba en sus orígenes.
Hoy día se reconoce que el Riesling tiene aquí su casa madre. Por esto en la bodega son conscientes de que el pasado histórico conlleva la responsabilidad de elaborar los mejores vinos posibles, con el mayor respeto y apego a las tradiciones.
2. Staffelter Hof, Alemania, año 862
Y para encontrar cuál es la segunda bodega más antigua del mundo, no hemos de alejarnos mucho de allí, pues Staffelter Hof se encuentra en la pequeña localidad de Kröv, en el valle del Mosela. En sus inicios también pertenecían a la Abadía de Stavelot.
Su origen se remonta al año 862 y según documentos conservados en los archivos de la ciudad, fue el rey Lotario, bisnieto de Carlomagno quien donó la finca con los viñedos a la abadía.
La abadía disfrutó y operó en estas tierras hasta el año 1804. Y en 1805 Peter Schneiders compró las tierras que han ido pasando de generación en generación (7 generaciones) hasta llegar actualmente a manos de Mathias Klein que es además el enólogo de la finca.
La bodega cuenta con aproximadamente 10 hectáreas de viñedos propios para la elaboración de sus vinos.
Actualmente el edificio se utiliza como casa de huéspedes y en la bodega además de vino, preferentemente Riesling (85%) hay una destilería en la que se elaboran diferentes licores.
3. Château de Goulaine, Francia, año 1.000
Francia, el productor de vinos más famoso, tiene su antigua bodega en el Valle del Loira y además es la más antigua productora de conducción familiar. Se destaca por sus vinos Vouvray y Muscat.
Ubicada a unos 15 kilómetros de Nantes, este Chateau tiene su origen en el año 1000 y pertenece a la familia de los marqueses de Goulaine desde la edad media, salvo por un periodo cuando fue vendido en 1788 y vuelto a comprar en 1857.
En sus orígenes, como muchos de los castillos construidos en la época, tuvo una función militar. Pero a pesar de ello siempre ha tenido viñedos y su propia bodega. Además consta que se elabora vino allí desde el año 1000.
En la actualidad la propiedad abarca 35 hectáreas de viñedos en las que predominan las variedades “muscadet” y “gros plaint”.
Los principales vinos que elaboran son vinos blancos, “Muscadet de Sèvre-et-Maine” y “Gros Plant sur Lie” son sus nombres comerciales y son exportados principalmente a varios países de Europa así como a EEUU y Canadá.
Como curiosidad decir que los reyes franceses Enrique IV y Luis XIV tuvieron estos vinos entre sus favoritos y se alojaban en el castillo durante sus visitas a Nantes.