Vinos de Postre
Los vinos de postre tienen un alto contenido de azúcar y alta graduación alcohólica y que suelen tomarse en muchas ocasiones después de las comidas.; sin embargo, también se incluyen los vinos de poca graduación a los que se les ha enriquecido en azúcares por diversos procedimientos, como la congelación de uvas en la cepa o las vendimias tardías.
Cuando hablamos de vinos de postre nos referimos a una clasificación abarcadora. A lo largo del mundo vitivinícola podemos encontrar variados estilos de vinos de postre, cada uno con su personalidad propia, pero todos dotados de igual forma por esa magia que los caracteriza. Sus estilos son muy variados y sus sabores pueden llegar a ser muy sutiles cuando son sometidos al envejecimiento.
El maridaje de los vinos dulces y semidulces es sencillo. Tan sólo, como ya lo mencionábamos, debes prestar atención a las características del alimento (su grado de dulzor, de acidez, de grasa, etc.) y lograr que estas características no opaquen el sabor del vino, específicamente su dulzor, ya que los sabores deben complementarse.
A continuación algunos ejemplos de maridaje:
- Postres dulces: aquellos postres con un intenso sabor dulce pueden maridar a la perfección con un vino dulce que también proporcione un aroma intenso. El chocolate puede ser acompañado con vinos tintos dulces. Los postres compuestos con crema pastelera o cremosos helados pueden combinarse con vinos dulces naturales.
- Frutas: maridan a la perfección con vinos dulces o semidulces que posean un alto grado de acidez. Las frutas poseen una acidez natural que combina a la perfección con este tipo de vinos. Dependiendo del tipo de fruta, podemos elegir vinos dulces o semidulces más cítricos, violáceos, con aromas de frutos rojos, etc.
- Quesos: un vino dulce puede resultar exquisito si lo combinamos con un queso fuerte. Los vinos dulces y semidulces siempre son una buena opción para maridar con quesos. Si el queso es picante, el grado de dulzor del vino debe ser mayor.